Eficiencia energética y ahorro
Hoy la eficiencia energética y el ahorro van juntos. Gastamos muchísimo dinero en mantener la climatización en oficinas, negocios, supermercados, viviendas, etc.
La eficiencia energética en edificios intenta reducir el consumo energético en general.
Climatizar una vivienda, en invierno o verano, es una de las principales gasto energético que deben asumir las familias. Sabemos que hay iluminación o electrodomésticos más o menos eficientes en el consumo de energía.
Lo mismo ocurre en los edificios.
Eficiencia energética. Principios básicos.
Los principios básicos para la mejora de la eficiencia energética de los edificios son:
Reducir la demanda energética.
Consiste en la aplicación de medidas que afectan a fachadas, huecos -vidrios y marcos-, particiones, suelos y cubiertas. Su objetivo es reducir el consumo energético. Así como garantizar la temperatura interior de confort durante todas las estaciones del año.
Aumentar la eficiencia energética de las instalaciones
Hemos reducido la demanda energética en los edificios. El paso siguiente consiste en el uso de instalaciones con la mayor eficiencia energética posible. Es decir, si se utiliza medios mecánicos para para satisfacer la demanda que sea con el mayor rendimiento posible.
Incrementar el uso de las energías renovables disponibles.
Con los dos primeros principios hemos reducido la demanda. El objetivo ahora es que la energía utilizada para esta demanda provenga de fuentes de energía renovable. El aprovechamiento de fuentes de energía renovable reduce la dependencia energética en los edificios. Además el uso de este tipo de energía limpia, reduce el impacto negativo en el medio ambiente.
Construir y rehabilitar edificios de manera que funcionen de forma autónoma, reduciendo su dependencia energética, es posible mediante la aplicación de medidas efectivas y una adecuada legislación que lo permita.
Nos vamos a centrar en el segundo principio. Aumentar la eficiencia energética de las instalaciones
Cómo saber la eficiencia energética de una vivienda
Es un hecho. Millones de viviendas no tienen una exigencia mínima de ahorro de energía. El sistema energético en las viviendas y los edificios no está optimizado como debería. Por tanto es necesario avanzar en la construcción de edificios con bajo consumo energético. Y renovar los sistemas de los edificios actuales.
Estás en una situación de compra o venta de una vivienda, o quieres hacer una reforma y conseguir una vivienda con pérdidas energéticas casi nulas ? Debes saber que desde 2013 se exige un certificado de eficiencia energética de la totalidad o parte del edificio, en compra venta o alquiler. Y debe estar puesto a disposición de los compradores o arrendatarios .
Para saber si nuestra vivienda o edificio es más eficiente debemos comparar el consumo con unos parámetros conocidos como clasificación energética. Estos parámetros son los encargados de ofrecerte la eficiencia que tiene tu vivienda.
Es decir, vamos a ver cuánto consumimos por hora y por m2 de y cuánto repercute en las emisiones de CO2.
Ese resultado corresponde con una letra de la clasificación de eficiencia energética en edificios. Si tenemos en nuestro hogar mini-eólicas o placas solares, no vamos a generar ningún tipo de emisión a la atmósfera, por lo que la clasificación será mejor
Clasificación energética de un edificio. La etiqueta energética.
En base a los resultados obtenidos en la anterior ecuación, debemos compararlo con los datos que tenemos en la clasificación.La clasificación se muestra a través de letras desde la A a la G.
Si una vivienda tiene categoría A, estará consumiendo hasta un 90% menos de energía que una que esté catalogada con el nivel más bajo. Una de clase B estará consumiendo en torno al 70% menos que el resto y otra de clase C estará consumiendo un 35% menos. Estas categorías sólo se consiguen aplicando las medidas necesarias conjuntas que consiguen reducir el consumo energético de la vivienda.
Esta serie de medidas son el cambio de bombillas por LED o bajo consumo, mejora del aislamiento térmico en paredes y fachadas, ventanas de doble cristal, calefacción eficiente o uso de la aerotermia, etc.